En muchos aspectos estamos todos sumergidos en problemas que carecen de solución, que nos sobrepasan y nos acompañan siempre. Esta realidad no es nueva para nadie, también en tiempos de Jesús muchas personas o familias tenían que hacer frente a realidades difíciles o para las que no se veía solución.

Ante el sufrimiento, debemos mantener nuestra confianza en Dios, el Padre que nos ama y nos conoce. Solo Él sabe lo que es bueno para cada persona, y aunque no podamos comprenderlo sabemos que nos protege y nos auxilia ante el mal. Jesús trataba a todos aquellos que se le acercaban con dulzura, con bondad.
Ojala que todos aquellos que nos sabemos de uno u otro modo comprometidos en su seguimiento procuremos ser para aquellos que tenemos cerca y se hallan en una etapa de su vida marcada por el sufrimiento, portadores de dulzura y bondad.
Ojala que todos aquellos que nos sabemos de uno u otro modo comprometidos en su seguimiento procuremos ser para aquellos que tenemos cerca y se hallan en una etapa de su vida marcada por el sufrimiento, portadores de dulzura y bondad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario