El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






miércoles, 25 de julio de 2012

Hoy mí alma se me queda en suspenso al llegar hasta tí, Señor, para este nuevo encuentro, porque hay algo que me turba...hay un gran contraste en este hermoso día con el velo de tristeza que cubre mi corazón. Me cuesta ofrecerte mi corazón dolorido y decirte: "Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad"...
Porque hacer tu voluntad implica hacer y ser como tu quieres y permanecer en Ti pase lo que pase... y así decimos en la oración del Padrenuestro y así se lo dijiste Tu al Padre en el Huerto de los Olivos, "que se haga Tu voluntad y no la mía".
Muchas veces en el silencio de la Iglesia quiero atravesar la puerta del Sagrario con mis ojos llenos de lágrimas y poder ver tu rostro amoroso y rogarte en una súplica desesperada : ¡Jesús, ten piedad, Señor ten piedad!.
Tú me miras y sientes pena por mí... lo se Jesús, porque te duele mi dolor, porque me ves con la esperanza puesta en Ti... ¡en quién sino, Señor!, pero sabes que las cosas no van a ser así.... y no lo son.
 
Fueron como Tu sabías desde siempre, que iban a ser.

Tu que nunca te equivocas. Tu que siempre hiciste la voluntad del Padre sabías que la voluntad del Padre, en sus designios misteriosos, eran... y aquí estoy hoy, Señor, de rodillas para decirte "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad" Esa voluntad tuya que a veces nos cuesta tanto entender y hacer.
Esa voluntad donde para cumplirla y acatarla hay que poner el corazón dolorido en sus manos y poco a poco el dolor se va suavizando, va llegando el bálsamo de la paz. Ya en los ojos solo queda el temblor de las lágrimas que han cesado de correr y los labios repiten una y otra vez "aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad" y se muy bien cual fue tu voluntad y solo quiero pedirte fuerza y ánimo para seguir alabándote, y amándote  siempre.