El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






miércoles, 13 de octubre de 2010

Alma triste

Esta noche necesito desahogarme de alguna manera.

No deja de molestarme un estado general de tristeza, desanimo, dejación en la oración, decaimiento físico y anímico. Estoy mal, cada día digo: "mañana será mejor, es que hoy estoy cansada"
Al día siguientes lo mismo. Intento hablar el tema con alguien pero más me hieren que me ayudan. Me siento sola, nadie puede meterse en el centro mismo de mi soledad, solo Dios, pero no lo hace. ¡No lo hace! Y ya no puedo más.
Alguien me puede recomendar algo que me saque de este estado.
¿Saben porque duele esto?, porque he sabido probar la gracia de Dios y el gozo que da sentirle, “ya no la tengo”, y no se vivir sin ello y por si estuviera aun por ahí en mi alma, sobrevivo día a día con la santa Misa. Mi alma triste solo sabe decir: Jesús te amo, Jesús te amo. Pero El no despierta.
Ya no puedo más, me siento muy cansada.

sábado, 9 de octubre de 2010

No puedo mas

Llevaba  tiempo luchando, buscando, necesitando, y un buen día desperté y me di cuenta de que siento que no puedo más. No quiero seguir luchando, no quiero ni puedo, siento, que quiero apretar un botón y simplemente ponerme en OFF de lo que me agobia, de lo que me preocupa, de lo que me hace sufrir, de lo que hace que mi alma se desespere y me suma en dolor y lágrimas, que desee que ¡ya! todo termine, me desespero, grito, lloro, no se que hacer. No quiero sufrir más, me he cansado de luchar, siento un peso enorme sobre mi ser, camino arrastrando  mis pies… estoy muy, muy cansada.
 Entonces leo esto: Mateo 11:28
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os  daré descanso".

Siii, descanso. Que alivio. Eso es lo que busco. Y Cristo puede dármelo. Él conoce mis lágrimas. Él ha visto mis tristezas. Él conoce mi dolor, mi incapacidad y mi desánimo.  El. Nunca falla, Nunca me abandona, Siempre esta conmigo, solo tengo que abrir los ojos, mis oídos, todos mis sentidos, y, ¡ahí está! no lo veía, pero ahí siempre ha estado. Con los brazos abiertos esperando a que le de mis cargas, para hacerme descansar.

Cuando sientas que no puedes seguir caminando, dale tus cargas a Cristo, y El te dará descanso. Pero recuerda, dáselas y no las recojas para ti de nuevo. ¡Descansa en Cristo! Y comienza una nueva vida con El.

Abre sin Miedo

En un país en guerra, había un rey, que tenía atemorizados a sus prisioneros. Acostumbraba a llevarlos a una sala, donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras llenas de sangre.
Hacía que se colocaran en círculo y les hacía la siguiente propuesta: Ustedes pueden elegir entre dos opciones, morir en manos de estos arqueros o pasar por aquella puerta, detrás de la cual, YO LOS ESTARÉ ESPERANDO. Curiosamente, todos elegían morir en manos de los arqueros.
Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al Rey, se dirigió al soberano y le dijo: Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?
Dime, soldado- respondió el rey.
Señor, ¿qué hay detrás de la puerta?
¡¡¡Ve y míralo tú mismo!!! Contestó su majestad.
EL soldado, abrió temerosamente la puerta y se encontró con unos potentes rayos de sol que entraban y llenaban de luz el lugar, cegándole.
Sorprendido, y a medida que se acostumbraba a la luz del sol, descubrió que la puerta le llevaba a un camino que conducía directamente a la ¡¡LIBERTAD!!
El soldado, asombrado, miró a su Rey, como esperando una explicación: Yo les daba la oportunidad de elegir, pero ellos no se arriesgaron y por temor a lo desconocido, eligieron morir.

¿Cuántas puertas dejamos de abrir por miedo a arriesgar?
¿Cuántas veces renunciamos a la libertad y morimos poco a poco por dentro, porque sentimos miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?
No dejes de abrir la puerta de tu corazón, no tengas temor, si lo haces Jesús vendrá a morar, dentro de ti.
Jesús dijo: Yo soy la puerta del reino de Dios; cualquiera que entre por esta puerta, se salvará; podrá salir y entrar, y siempre encontrará alimento. Juan 10:9

miércoles, 6 de octubre de 2010

PEDID, BUSCAD Y LLAMAD.

<< Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca , halla; y al que llama, se le abrirá.>> Mateo 7:7-11.

Nuestro Padre sabe de todas las cosas que necesitamos; de nuestras dolencias y enfermedades; de nuestros problemas y tristezas; de todo lo que pensamos; de nuestras inquietudes, etc.. Por eso El nos abre su corazón lleno de misericordia para que le pidamos todo en oración.
Como el hijo le pide a su padre, así espera el Señor que le pidamos con toda confianza. El nos vá a dar siempre lo mejor: ¨   Por eso nos dá lo que le pedimos y lo que necesitamos.
ORACION: Señor, te ruego que escuches mis peticiones.Te necesito.

lunes, 4 de octubre de 2010

LA PARABOLA DEL BUEN SAMARITANO



EL BUEN SAMARITANO
Evangelio según Lucas, capítulo 10
 Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?»
 Jesús le dijo: «¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?»
 El hombre contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
 Jesús le dijo: «¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.»
 El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: «¿Y quién es mi prójimo?»
 Jesús empezó a decir: «Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.
 Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vió, dio un rodeo y siguió.
 Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo.
 Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero éste se compadeció de él.
 Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.
 Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: «Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.»
 Jesús entonces le preguntó: «Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?»
 El maestro de la Ley contestó: «El que se mostró compasivo con él.» Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.»

domingo, 3 de octubre de 2010

¿Qué misión tienes tú en la vida?

Hace unos días hablando con un sacerdote me preguntaba…. ¿cual crees que es tu misión en la vida?
¡Curiosa pregunta! Cuando me pongo a pensar en ello, lo cierto es que la respuesta que encuentro es un poco simple.
Misión…. mi familia, lo demás en mi vida es dejar pasar el tiempo, trabajando, sirviendo en aquello que se me pide, aun sabiendo que se me pide porque no hay nadie que lo haga. Si…. sé, que eso es así pero, aun así, hay algo dentro de mí que me empuja a estar ahí, a ponerme a disposición de cualquier necesidad.
Hace unos años me encontré con Dios, y desde ese día, me propuse mantenerme lo más cerca de Él que pueda. Como sabéis, esto no resulta fácil pues siempre está la tentación cerca para intentar impedirlo.
Volviendo a la pregunta…… ¿Qué misión puede tener un instrumento torpe y simple como yo? Pues eso, estar ahí, esperar que alguien te utilice, aceptarlo con agrado y poner en ello el corazón, pensando que quien esta detrás de todo ello es Dios, y lo que yo quiero es servirle a Él en todo lo que me pida.
Una persona como yo, no puede aspirar a otra cosa. No encuentro ninguna misión en mi vida, solo quiero pedirle a Dios….-Señor, aumenta mi fe – con eso ya me basta.