El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






miércoles, 13 de enero de 2010

PARA TÍ, ENFERMO

«Mucho te ama Jesús cuando te envía tales pruebas -escribía Santa Teresita del Niño Jesús- A quien ama más, da más pruebas, y a quien ama menos, le da menos». Yo te digo, amigo enfermo, ¿a quién ha amado y ama Dios más que a Jesús? Pues a él le dio el mayor sufrimiento que persona humana padecerá sobre la tierra, pues le hizo «varón de dolores»

¿Qué opinaba la misma Santa sobre el dolor y el sufrimiento?: «Con el dolor se salvan muchas almas. Se salvan más almas con el dolor que con los más brillantes sermones»... «Mientras más intenso es el dolor y menos se muestra a los ojos de las criaturas, tanto más os hace sonreír, oh Dios mío». «Los sufrimientos nos vuelven más buenos e indulgentes con los demás, porque el sufrimiento nos acerca más a Dios». Una de las ventajas del sufrimiento con amor es que madura a la persona y la capacita para comprender a los demás. El sufrimiento es, de hecho, el gran altavoz del que se suele servir Dios para dejarse sentir como Padre. «Al enfrentarme con la perfección he visto que para llegar a ser santo era necesario sufrir mucho». Tanto en salud como en enfermedad esta es la voluntad de Dios: nuestra santificación.

Mejor es sufrir por Dios que hacer milagros. Para hacer milagros quizás no se necesite un amor tan puro como para ofrecer a diario, a Dios, una enfermedad, que nos es misteriosa. Tienes que aprender a padecer. También el padecer es un arte y como todo arte tiene sus leyes de aprendizaje. No debes sufrir mucho, sino saber sufrir. De esta manera sufrirás menos y mejor. He aquí las tres claves para aprender el arte del padecer o sufrir: sufrir con paciencia, con oración y con amor por Jesús. Si puedes sufrir en silencio y con amor, grande será tu perfección. Pero tampoco exageres. También es humano y cristiano comunicar amablemente la intensidad del sufrimiento.

Que tu enfermedad o sufrimiento no te hagan perder la calma, la paz. Para ello ten presente el papel que Dios ha asignado al sufrimiento, después que su Hijo predilecto lo tomó sobre sí: ser instrumento certero de redención y santificación individual y eclesial. Tú eres discípulo de Jesús si tomas tu cruz, tu enfermedad y le sigues, si con tu cruz diaria también sigues redimiendo al mundo. Cristo tiene muchos que quieren trabajar por Él, pero pocos que quieren sufrir por Él y con Él.

2 comentarios:

  1. Hola Belen . me gusta tu blog, aunque no entiendo muy bien su funcionamiento ( me pierdo ) .
    En cuanto al tema, no estoy tan de acuerdo con que "cuanto más te duele es que más te ama" como parece deducirse del artículo .
    NO ,DIOS no es tan "masoca" , quizás no entendamos esos "renglones torcidos"de la vida dura ( vease los recientes desastres) pero culpar a DIOS de todo ,es ,cuando menos, injusto.

    DIOS te puede ayudar , DIOS te puede reconfortar , DIOS te puede hacer buscar un camino (incluso entre la mierda y el sufrimiento) pero DIOS NO TE QUIERE TAN MAL COMO PARA DESEARTE EL MAL. El Mal ( la enfemedad) es humana y como humanos la padecemos y la sufrimos y la afrontamos más o menos segun nuestra fortaleza o segun nuestra FE EN DIOS , pero ¡¡¡NO ES DIOS QUIEN TE HA ENVIADO ESA ENFERMEDAD POR QUE "TE AMA" !! . Más bien, habria que decir ¡¡ES DIOS QUIEN TE PUEDE AYUDAR A SOLVENTAR, CURAR, PADECER, RESISTIR, OFRECER , etc,etc, (y más etc) ESA ENFERMEDAD !!.

    No me "emrollo" más.

    Enhorabuena .

    PAZ y BIEN .

    YO, EL REY

    ResponderEliminar
  2. Querido Santiago:
    Yo el artículo lo entiendo de otra manera, a saber:
    Por supuesto que Dios nos ama, también amaba a su Hijo y… murió en una cruz. Fue azotado, ultrajado, humillado, despreciado y abandonado. ¿Por qué Dios lo consintió? ¿A caso lo abandono?
    Yo diría que Dios no nos da nada que (con su ayuda) no podamos soportar. Pienso que el sufrimiento bien vivido, y ofrecido a Dios, es el mayor regalo que podemos hacer a nuestros semejantes.
    Dios no nos da la enfermedad para fastidiarnos, no nos hace sufrir por capricho. Creo que El sabe bien porque lo hace y a quién se lo da, porque con el dolor también manda una carga de fortaleza (aunque haya veces que no sepamos verlo) que los nubarrones no nos dejen ver con claridad y nos entre la desesperación.
    Que Dios nos mande o consienta que padezcamos cualquier enfermedad, no quiere decir que no nos quiera, que nos abandone. Según yo lo entiendo, cuando esto pasa es por ese plan que Dios tiene para cada uno de nosotros, y a la larga podremos ver que si sabemos verlo, entenderlo y vivirlo, y nos agarrarnos a Él con uñas y dientes, el premio será grande, será la Gloria, será la VIDA ETERNA.
    María B.P.

    ResponderEliminar