No había forma de que pudiéramos llegar a Dios, porque por más que uno se esfuerce... ¿puede hacer las cosas bien? Es como si te estás ahogando en un pozo y quieres sacarte a ti mismo tirándote del pelo.
No podíamos llegar a Dios, porque no podíamos solucionar el abismo que nos separaba de Él.
Por eso vino Jesús. El que nunca hizo nada malo, vino a entregar su vida en la cruz, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.
Porque Jesús llevo sobre él, el castigo que merecíamos, ahora podemos llegar a Dios, para vivir una vida hermosa y algún día compartir con El el cielo.
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