El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






domingo, 15 de mayo de 2011

El Buen Pastor

Muchas veces en el caminar de mi existencia por las circunstancias que me han rodeado he perdido el camino, el gozo, la tranquilidad y el sonido de su voz. Y entonces he comenzado a sentir la soledad y la angustia. En esos momentos he sido sorprendida por la forma tierna, dulce y amorosa con la que el Buen Pastor ha tratado mi alma. El Buen Pastor me ha confortado con su mano. El Buen Pastor me ha traído de regreso a su camino y de esa forma ha confortado mi alma.

Hoy, recuerdo este pasaje y mi corazón salta de gozo, porque lo he experimentado en múltiples ocasiones. Se por experiencia propia que el Señor es mi dulce Pastor. No solamente es mi dulce pastor  también es mi restaurador y mi confortador. Cuando extravío el camino, él llega con ternura y me hace regresar al camino de él. En ese regreso experimento los momentos más tiernos de su presencia y la seguridad más profunda de que jamás mi vida se perderá, porque en sus manos yo estoy segura y plenamente satisfecha.

Las dificultades se pueden multiplicar hoy a lo largo del camino que tengo que recorrer. Las dudas pueden agolparse como multitud de personas para angustiarme. Los dolores se pueden asomar sigilosamente por entre los arbustos para acecharme. Las debilidades pueden proliferar como alimañas destinadas a hacerme perder el equilibrio, pero por encima de todo puedo ver la figura esbelta, segura y firme de mi Buen Pastor, quién con su mano extendida y su sonrisa amorosa me dice….No temas…estoy contigo. Yo no te dejaré,.

Gracias Señor por ser mi restaurador. Cuando yo pierdo el camino, la paz y el gozo tú llegas a mi con tu mano restauradora.
Tú,
Buen Pastor me guías por sendas de justicia. Hoy quiero vivir esta verdad y transitar por el sendero de la verdad de tu fortalecimiento. Nada hay que pueda hacerme retroceder en el camino de la verdad por donde tú me guías. Nada hay que me haga temblar de angustias, porque en medio de la oscuridad puedo acudir a ti y encontrar en ti, la paz de tu presencia. Enséñame hoy a seguir por tu senda sin perder el gozo y la paz de espíritu que en ti puedo encontrar.

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