El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






domingo, 4 de septiembre de 2011

La tempestad‏

Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? – Mateo 14:30-31
El diablo hará cualquier cosa para que quitemos los ojos de la Palabra de Dios. Por ejemplo, causará problemas en nuestra vida, agitará las cosas de tal manera que nuestra situación sea como un bote de remos en una tempestad, hará lo que pueda para que pongamos los ojos en el mundo físico y en la situación que lo rodea y no en las promesas de Dios. Él sabe que si no logramos ese cometido, podremos valernos de las promesas de Dios para derrotarlo.

Esa táctica fue la que Satanás utilizó contra Pedro. Cuando Pedro saltó de la barca en obediencia a la palabra de Jesús, ¿qué sucedió después?: él anduvo sobre las aguas sin ningún problema. Cuando Jesús le dijo "ven", él se aferró a esa palabra y saltó al agua. Pero cuando quitó sus ojos de esa palabra y los volvió a la tempestad, se puso a pensar que lo que él estaba haciendo no podía ser posible; después de todo, él era pescador. Todos sus conocimientos y toda su experiencia le decían que cuando las olas y el viento eran tan fuertes, él sería arrastrado por ellas. Él empezó a fijarse en lo que sabía del mundo natural en lugar de lo que Jesús le había dicho, entonces su fe le faltó y él empezó a hundirse.
No permitamos que eso nos suceda.
Una vez que recibamos alguna revelación de la Palabra de Dios, aferrémonos a ella y no nos fijemos en nada más porque el diablo hará cualquier cosa para que desistamos de ella: agitará las cosas a nuestro alrededor, tratará de infundirnos temor y traerá a nuestra memoria cosas del pasado para hacernos pensar como lo hacíamos antes en la vida vieja.
Pero no cedamos. Fijemos la mira en la Palabra de Dios hasta que sea más real que cualquier otra cosa, y podremos andar sobre las aguas sin ningún problema.

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