El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






lunes, 15 de febrero de 2010

“Caminando con Jesús”

Camino de solidaridad, camino de oración, camino de conversión…

Jesús, desde sus primeros pasos por los caminos de Galilea invitaba a sus oyentes: “Se ha cumplido el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en la Buena Noticia”(Mc 1,15)

Jesús nos llama a la conversión. Es una exigencia primordial de su mensaje. Es necesario que nos convirtamos. Bien lo sabemos nosotros. No es algo impuesto a la fuerza desde fuera. El que se sitúa ante sí mismo, descubre una necesidad de cambiar, de transformarse, de crecer, de vivir otra cosa distinta y mejor de la que está viviendo actualmente.

Esta necesidad de mejorar, de renovarse, de vivir de otra manera, es una urgencia que todos los hombres y mujeres sentimos en lo más hondo de nosotros mismos.

Cuando llega la Cuaresma, cuarenta días antes de la Pasión de Jesucristo, nos resuena con un eco especial, esta llamada a la conversión, a la oración, a la caridad. Es un tiempo de preparación para la Pascua, la resurrección de Jesús.

El Señor viene, va a pasar por nuestro lado. El Señor se va a cruzar en tu vida. Prepárate, disponte…, prepara tu corazón.

Hoy, como ayer y como cada día, volveré a escuchar esta invitación de Jesús a la conversión. No es cosa de un día, ni de una época concreta de mi vida. La conversión es estar permanentemente en marcha. Es tarea de una vida.

Nunca se acaba de crecer, de mejorar, de corregir, de transformarse. Nunca se llega definitivamente, durante los años de nuestra vida a la perfección. Nuestra vida es caminar, con un corazón libre y transparente, hacia Dios. Con un corazón libre, sin ataduras, y guiados por la luz de su Espíritu hacia la plenitud de Dios.

El Bautismo nos hace hombres y mujeres nuevos nacidos del Espíritu, y llamados a una nueva vida en Jesús: la vida del Espíritu de Dios en nosotros.
“¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (1Cor 3,16)
Hoy, como ayer y como cada día, hemos de escuchar con humildad y con gozo, esta llamada de Jesús a la conversión.

Cada día puedo dar un paso, el que pueda… y cada día percibiré un poco más el reino de Dios en mí, a mi alrededor, en las realidades concretas que vivo y en las personas con quienes trato. Hoy quiero volver a escuchar con un corazón humilde y gozoso: “Se ha cumplido el tiempo, y el reino de Dios está cerca.
Convertíos y creed en la Buena Noticia” (Mc 1,15)

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