El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






lunes, 19 de septiembre de 2011

Ante el Sagrario

Fuera todo es agitación, impaciencia...ruido de vida....y la Vida está aquí.
Cuando las personas tenemos mucho que pensar, mucho que caminar, mucho que correr... andamos ahí, Señor, ahí fuera. Hace mucho calor. Fuera todo es gran agitación, ruido de vida...y la Vida está aquí. En esta soledad, en este silencio, en esta semipenumbra, en esta quietud...

Ahí estás, Señor, encerrado en todos los Sagrarios del mundo. Ahí te quedaste, Señor, paciente y sumiso, esperando. Porque los enamorados no pueden dejar a quien aman y tú te ibas a la Casa del Padre, a tu verdadero Reino con tu Madre……. y nosotros aquí, solos, tropezando, cayendo perdiendo el CAMINO..., teniendo cada vez más lejano, más borroso, el recuerdo de tu paso por la tierra.

Pero no, te quedaste aquí, dando todo por nada; esperando, siempre esperando en tu gran locura de amor; para que sepamos que no te fuiste, que estás aquí, para ser nuestro alimento; para compartir nuestra alegría, para acompañarnos en nuestra soledad y nuestras penas.

¡Supremo amor que no pudo dejar solo al corazón del hombre porque sabía que tarde o temprano el corazón del hombre lo buscaría, lo necesitaría, lo llamaría... Y Él, sin pérdida de tiempo le daría la respuesta de amor:

- Aquí estoy, siempre me quedé contigo...nunca me fui, siempre te estoy esperando...

domingo, 4 de septiembre de 2011

La tempestad‏

Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? – Mateo 14:30-31
El diablo hará cualquier cosa para que quitemos los ojos de la Palabra de Dios. Por ejemplo, causará problemas en nuestra vida, agitará las cosas de tal manera que nuestra situación sea como un bote de remos en una tempestad, hará lo que pueda para que pongamos los ojos en el mundo físico y en la situación que lo rodea y no en las promesas de Dios. Él sabe que si no logramos ese cometido, podremos valernos de las promesas de Dios para derrotarlo.

Esa táctica fue la que Satanás utilizó contra Pedro. Cuando Pedro saltó de la barca en obediencia a la palabra de Jesús, ¿qué sucedió después?: él anduvo sobre las aguas sin ningún problema. Cuando Jesús le dijo "ven", él se aferró a esa palabra y saltó al agua. Pero cuando quitó sus ojos de esa palabra y los volvió a la tempestad, se puso a pensar que lo que él estaba haciendo no podía ser posible; después de todo, él era pescador. Todos sus conocimientos y toda su experiencia le decían que cuando las olas y el viento eran tan fuertes, él sería arrastrado por ellas. Él empezó a fijarse en lo que sabía del mundo natural en lugar de lo que Jesús le había dicho, entonces su fe le faltó y él empezó a hundirse.
No permitamos que eso nos suceda.
Una vez que recibamos alguna revelación de la Palabra de Dios, aferrémonos a ella y no nos fijemos en nada más porque el diablo hará cualquier cosa para que desistamos de ella: agitará las cosas a nuestro alrededor, tratará de infundirnos temor y traerá a nuestra memoria cosas del pasado para hacernos pensar como lo hacíamos antes en la vida vieja.
Pero no cedamos. Fijemos la mira en la Palabra de Dios hasta que sea más real que cualquier otra cosa, y podremos andar sobre las aguas sin ningún problema.