El camino del amor...Sólo el que ama es feliz.





Hay muchos caminos que conducen a diferentes lugares, pero el único que nos conduce al cielo se llama: JESÚS (Juan 14:6)






lunes, 31 de enero de 2011

EL VUELO DE LA FE

Hace mucho tiempo en una montaña muy alta , había un águila quien todos los días con mucha dedicación le enseñaba a volar su pichón…
En aquellos tiempos el clima era perfecto , el cielo estaba despejado y la luz del sol iluminaba sus días.
Un día, llegado el otoño, el cielo se cubrió de densas nubes negras.
El pichón, acostumbrado a ver el cielo y el sol, pegó un grito de desesperación y comenzo a llorar porque ya no veía ese manto celeste con su sol resplandeciente que lo acompañaba en sus vuelos.
El águila, viendo esto, le pidió que le acompañara y remontaron vuelo en dirección a las nubes.
Luego de una trabajosa travesía, estaban por encima de las nubes.
El pichón estaba loco de alegría, se había superpuesto a esas negras nubes que le ocultaban su sol y su manto azul.

Moraleja:
Nuestra fe tiene que ser mas grande que nuestros problemas, no pienses cuan grande es tu problema , piensa cuan grande es tu Dios …

sábado, 29 de enero de 2011

La Visita del Diablo

Un día estaba un joven en su casa y alguien tocó la puerta. Al abrirla con sorpresa encontró al diablo quien lo agarró del pelo, lo pateó, lo golpeó y se luego se fue. Y dijo el muchacho... ¿qué debo hacer? En ese momento vio pasar a Jesús y pensó... "Si está en mi casa, el diablo no va a volver entrar". Entonces lo invitó a pasar, le mostró la casa y le dijo... ¿podés venir mañana cuando el dialo pase por aquí? Y Jesús, respondiéndole afirmativamente, se despidió hasta el día siguiente.
Al otro día, el diablo volvió a tocar la puerta y ya Jesús estaba dentro de la casa. El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el demonio volvió a darle una paliza. Entonces el muchacho muy molesto le reclamó a Jesús... ¿Por qué no hiciste nada por defenderme?. EL maestro le respondió... "No hice nada porque no estoy en mi casa, solo estoy de visita".
El muchacho reflexionó y lo invitó a vivir en su casa, le mostró su cuarto y le dijo: "Vas a comenzar a vivir aquí, este será tu cuarto". Jesús entonces aceptó gustosamente.
Como era ya costumbre al día siguiente tocaron nuevamente la puerta, y era otra vez el diablo, el joven muy confiado abrió la puerta pues ya Jesús vivía en su casa, pero nuevamente el maligno volvió a darle una paliza.

El joven, muy indignado fue adonde Jesús y le dijo: "Ya vives en mi casa, ¿qué más deseas para defenderme?". Y Jesús tranquilamente le contestó: "Yo solo vivo en tu casa, en mi cuarto. Mientras no entres en mi cuarto no te puedo defender".
Entonces el joven volvió a reflexionar y dijo: "De hoy en adelante ésta es tu casa, yo estare aquí como un invitado... si me lo permites." Y entonces Jesús sonrió y lo abrazó.
El otro día tocaron nuevamente la puerta, pero esta vez no fue el joven quien abrió pues ya no era él dueño de la casa, al abrir Jesús la puerta el diablo se disculpó pues pensó que se habia equivocado de casa.

Como consejo quiero decir que no es suficiente el decir dentro de nosotros que Jesús vive en nuestro corazón, tenemos que entregar de corazón nuestra vida para que el pueda actuar por nosotros.

sábado, 22 de enero de 2011

VISITA AL SEÑOR

Hola, Señor.

Vengo a tu presencia porque, en primer lugar, te necesito.
Es verdad que, las prisas, hacen que deje lo importante para el final.
Por eso, aún disponiendo de escaso tiempo, quiero permanecer un momento junto a Ti.
Te doy gracias, Señor, por la vida.
Te doy gracias, Señor, por aquellos a quienes más quiero.
Te doy gracias, Señor, por estar ahí en el sagrario esperándome, cuidándome y escuchándome.
Estar junto a Ti, Señor, es sacar fuerzas para seguir adelante.
Al postrarme en tu presencia, siento que, tu mano, me anima y me conforta me empuja y me alienta a seguir adelante.
Tú sabes, Señor, las preocupaciones que tengo interiormente.
Tú sabes, Señor, lo que ahora mismo necesito.
Tú, Señor, dijiste “pedid y se os dará”.
Yo, no te pido grandes cosas para mí.
Pero, Señor, dame un poco de luz en la oscuridad.
Suerte en el caminar
Alegría en el corazón
Fe y esperanza en lo que hago, soy y pienso.

Acepta, Señor, esta humilde oración y, ahora, -si quieres- háblame un poco en lo más hondo de mi corazón….lo necesito.

viernes, 14 de enero de 2011

Y DIOS DIJO: NO

Le pedí a Dios que me quitara mi orgullo. Y Dios dijo "no". Me dijo que no era algo que El tuviera que quitarme si no, que yo tenía que entregar.

Le pedí a Dios que me concediera paciencia,Y Dios dijo "no".
Me dijo que la paciencia es producto de la tribulación, no se concede, se conquista.

Le pedí a Dios, que me diera felicidad, Y Dios dijo "no.
Me dijo que Él da bendiciones. La felicidad depende de mí.

Le pedí a Dios que me evitara dolor. Y dijo "no". 
Dijo que el dolor y el sufrimiento me apartan de las preocupaciones mundanas y que me acercan más a Él.

Le pedí a Dios que hiciese crecer mi espíritu. Y Dios dijo "no". Me dijo que debo de crecer personalmente pero que él me podaría de vez en cuando.

Le pregunte a Dios si me amaba. Y Dios dijo "si". 
Me dijo que había dado a su único hijo y que había muerto por mi y un día estaré en el paraíso porque tengo fe.

Le pedí a Dios que me ayudara a amar a otros, como Él me ama.   
Y Dios dijo:
"Al fin estas empezando a entender”
(Desconozco al autor)

miércoles, 12 de enero de 2011

ANTE LA TORMENTA


Empezó a lloviznar y al poco rato, los relámpagos iluminaban la ciudad entera, haciendo parecer que amanecía. Más adelante, los truenos empezaron a oírse lejanos, y finalmente, la ciudad entera se sacudió en un ruido estrepitoso, pareciendo que la centella que zigzagueaba, caería sobre nosotros.
¡Que espectáculo tan bello! ¡Que impotencia más absoluta se siente cuando se contempla la naturaleza! Amaneció con un sol radiante, y el cielo era tan azul que parecía que la tormenta hubiera lavado cuidadosamente el firmamento; era un día tranquilo, luminoso.
Esa hermosa mañana, todos comentaban: "hace mucho que no veía orar a tanta gente como anoche". Era algo impresionante ver como oraban todas las personas.
¡Qué triste que necesitemos siempre en la vida de tormentas para hablarle al Padre! Yo creo que también las tormentas del alma nos deben hacer elevar el alma a Dios. Cuántas veces somos víctimas de depresiones emocionales, porque no le damos a nuestra alma el alimento de la oración.
¡Qué tremendas tormentas se desatan en el alma! Esas son peores que las que vivimos por los fenómenos atmosféricos.
Dentro de nosotros mismos tenemos las tormentas de odios, de envidias, de celos. Son las centellas que destruyen la alegría de vivir. La tormenta de esa noche me llevó a profunda meditación y me motivó a decirle:


"Señor, que no necesite mi existencia de tormentas para amarte; que no necesite de centellas que me atemoricen para recurrir temeroso a Ti; que no sean necesarias las tinieblas para buscar tembloroso tu amorosa mano; que me percate de que únicamente junto a Ti puedo encontrar paz, alegría y entusiasmo... “Y que cuando me sacudan el alma las tormentas interiores, me refugie en la paz de tu amor".

ASI ES DIOS

El pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararles hot-cakes a sus papas para desayunar.
Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo. La mitad del paquete quedó desparramado entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas, y la puso dentro del tazón, y después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa, que empezaba a chorrear por los bordes.
Además, habían ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su gatito.
Luis estaba totalmente cubierto con harina y estaba empezando a frustrarse. Él quería darles una sorpresa a sus papas, haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a su pasta, o si había que hornear los hot-cakes, pues ni siquiera sabía cómo usar el horno.
Cuando miró otra vez la mesa, su gatito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente se volcó el cartón de leche, y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa, al caer al suelo.
Intentó agacharse a limpiarlo, pero se resbaló, y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo.
En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos. El sólo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.
Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar, y muy posiblemente a castigarlo. Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.

Así es como Dios nos trata...

A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin quererlo, terminamos haciendo un desastre. Nuestra familia se pelea, o insultamos a un amigo, o hacemos mal nuestras obligaciones, o desordenamos nuestra vida. Otras veces sólo podemos llorar, porque ya no sabemos que más hacer. Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad. Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de preparar algo especial para Dios, o para alguien más Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos...